Todo estaba preparado para el enlace entre Bruno Donatello y Dianella Francine. El enlace se iba a celebrar en una pequeña iglesia en el centro de Tulancia, pero finalmente fueron tantos los invitados que tuvieron que habilitar la plaza de la iglesia.
Las hermanas Mangurriales habían acudido por primera vez juntas a un evento en Tulancia, y eso era la comidilla del pueblo, casi más que la propia boda.
Dianella Francine estaba nerviosa, probándose el vestido, mientras Florencia Rosalinda y Ariadna Aritendiana la ayudaban.
- No se que me pasa- dijo - tengo un mal presentimiento, creo que algo malo va a ocurrir.
-Siempre estás igual- comento Florencias Rosalinda - llevas demasiado tiempo presionada por las amenazas de Carmen Dorotea, pero no puede hacer nada, sus acusaciones son infundadas.
-Lo se, lo se, pero aún así me queda ese presentimiento.
La iglesia cada vez estaba más llena, las hermanas Mangurriales se sentaron en una de las primeras filas, al lado de Alberto Jonás y de ese primo segundo suyo, Daniello, el arquitecto y experto en inversiones.
El novio estaba en el altar, esperando. Intentaba olvidar los acontecimientos del día previo: había matado a Carmen Dorotea, ahogada en la piscina. por el momento al parecer el cadaver no había sido descubierto, nadie había dado la voz de alrama en el pueblo.
Cuando Luciana Francisca se estaba sentando, algo resbaló de su bolso y cayó al dsuelo. Isabel Miranda se agachó a recogerñlo, y comprobó con sorpresa que se trataba del diamante azul con forma de corazón, el tesoro familiar perdido.
-¡Me engañaste! ¡ME ENGAÑASTE!- dijo Isabel Miranda - ¡durante todo este tiempo me has hecho creer que eras mi amiga y solo querías hacerte con la herencia! ¡Debí haber escuchado a Carmen Dorotea y sus advertencias sobre tí!
-Isabel Miranda, creeme, no lo había visto en mi vida, no se de donde ha salido- contestó Luciana Francisca.
-No me hables, Luciana, no me vuelvas a hablar- y se marchó de la iglesia, por en mitad del pasillo, mientras se cruzaba con Dianella Francine, que justo entraba en ese momento, cuando comenzaba a sonar la marcha nupcial.
Dianella recorrió el pasillo con una sonrisa, y aunque nadie se dió cuenta, era una sonrisa nerviosa. Bruno Doatello también la esperaba con una sonrisa, y aunque nadie se dio cuenta, también era una sonrisa tensa.
Cuando llegó al altar, la boda transcurrió con normalidad, y finalmente todo transcurrió perfecto, y las sonrisas tensas dejaron de serlo. hasta que el cura dijo:
-Si alguien tiene algo que decir, que lo haga ahora o calle para siempre.
En ese momento se abrió de golpe la puerta de la iglesia.
Ana Meritxell se encontranba parada en el umbral de la puerta, jadeando pues claramente había venido corriendo, pero tomó aire y gritó:
-Ya se quien manipuló los frenos del coche de mi hermano-, esta boda no puede seguir adelante.
Y en ese momento Dianella Francine se desmayó en mitad de la iglesia.
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